Entre ruinas licias, pueblos mediterráneos y cascadas que se zambullen al mar, el sur de Turquía sorprende con un costado inesperado: playas turquesa que nada tienen que envidiarle al Caribe.
Cuando se habla de Turquía, el imaginario suele volar hacia Estambul, la Capadocia o Pamukkale. Pero este país, puente entre Oriente y Occidente, guarda un secreto mejor: su Costa Turquesa, un tramo de litoral que combina aguas cristalinas, pueblos encantadores y vestigios históricos que emergen (y hasta se hunden) junto al mar.

Kaş, alma mediterránea
Pequeño, pintoresco y con ritmo propio, Kaş es uno de los pueblos más cautivadores de la región. Casas blancas cubiertas de buganvilias, callecitas empedradas y terrazas que miran al puerto crean la atmósfera perfecta para desconectarse. De día, invita a recorrer sus mercados o a lanzarse al mar; de noche, sus bares costeros concentran la movida sin perder ese aire relajado.
Kaputaş Beach, la postal soñada
A solo unos kilómetros de Kaş se encuentra una de las playas más famosas de Turquía: Kaputaş Beach. Un cañón de piedra desemboca en una cala de arena dorada y aguas turquesa que parecen sacadas de un catálogo. El acceso es sencillo —basta con bajar unas escaleras— y la recompensa es inmensa.
Kekova, la ciudad hundida
Uno de los paseos más fascinantes es el tour en barco por Kekova, donde reposan bajo el agua las ruinas de una ciudad licia destruida por un terremoto. Los barcos con fondo transparente permiten observar restos de murallas y casas sumergidas mientras se navega hacia Simena, un pueblo al que solo se llega por mar. Allí, entre tumbas licias y casas de piedra, el tiempo parece detenerse.

Antalya, cascadas al Mediterráneo
El viaje se completa en Antalya, la ciudad más importante del sur turco. Su casco histórico, con murallas romanas y mezquitas otomanas, es un museo al aire libre. Pero la postal más sorprendente está en las cascadas de Düden, que caen directamente al Mediterráneo en un espectáculo natural único.

Cómo llegar y cuándo ir
Turkish Airlines conecta Buenos Aires con Antalya vía Estambul, lo que permite combinar el sur costero con otros destinos icónicos de Turquía. La mejor época para disfrutar del mar es entre mayo y octubre, cuando el clima cálido y el agua en calma convierten cada playa en un paraíso.
El otro rostro de Turquía
La Costa Turquesa demuestra que Turquía no es solo historia milenaria y bazares interminables: también es un destino de playas soñadas, paisajes mediterráneos y experiencias al aire libre que rivalizan con las mejores del mundo. Una invitación a descubrir un país distinto, donde Oriente y Occidente también se encuentran en la orilla del mar.