¿A qué nos referimos cuando hablamos de “dietas disociadas”?
Son dietas o planes alimentarios en los cuales se recomienda el consumo de más proteínas y grasas de lo aconsejado y/o indicado para determinada persona, y/o evitar la mezcla de determinados nutrientes, como proteínas y carbohidratos, u otros. Muchas prohíben, por ejemplo, las frutas como postre, lo que agrava aún más el bajo consumo de frutas y fibras de la población argentina. Si se extienden en el tiempo, conducen a que se vea afectado el estado nutricional y/o físico.
Algunas Instituciones de salud se manifiestan en contra, y detallan que éstas dietas pueden generar una larga lista de efectos adversos, como complicaciones gastrointestinales, malestar general, fragilidad en uñas/cabello, piel seca, alteraciones del perfil lipídico, descalcificación, daños renales, etc.
¿Y son perjudiciales aún si las da un nutricionista?
Si son elaboradas y realizadas bajo asesoramiento profesional durante todo el proceso, por tanto personalizadas, hay algunas que pueden llevarse a cabo durante períodos determinados. De hecho, la dieta cetogénica se usa como parte del tratamiento de algunos tipos de epilepsias.
Pero desde nuestro lugar como nutricionistas, no las recomendamos ni consideramos que sean útiles ni saludables para la población en general. Nuestro cuerpo necesita todos los nutrientes que nos proveen los alimentos, y si sacamos parte de ellos de la alimentación a largo plazo, obviamente que tendremos déficit de la mayoría de los nutrientes importantes y exceso de otros. Además, sucede con mucha frecuencia, que cuando se usan para bajar de peso, al incluir los nutrientes que sacamos (como pasa en general con los carbohidratos, ya que no es factible mantener estos tipos de alimentación toda la vida), sucede el famoso “efecto rebote”. Resultado: bajamos rápido de peso perdiendo grasa y musculo, y recuperamos el mismo peso o más, solo de masa grasa.
El problema es que algunos profesionales médicos o nutricionistas (más que nada muchos de la vieja escuela), las recomiendan; y muchas veces son personas que trabajan en medios de comunicación y tienen mucha llegada a la gente. Ni hablar si no son profesionales en el área o influencers, y las recomiendan sin saber el gran daño que pueden generar a la salud.
¿Y para qué se usan las dietas disociadas, siempre son para bajar de peso?
En general para bajar de peso, pero muy frecuentemente también en personas que hacen algunos tipos de deportes, más que nada de fuerza, o que siguen la onda “fittness”.
COMO CONCLUSION, DATOS IMPORTANTES:
Siempre informarnos y asesorarnos con profesionales que estén actualizados y deconstruidos. Enfocados en crear hábitos saludables y no en dar dietas/planes alimentarios estrictos que se siguen por poco tiempo y luego se abandonan.
Dejar en claro que “dieta” o “plan alimentario” no siempre tienen como fin el descenso de peso, de hecho, una persona con peso adecuado hace una dieta normocalórica, por ejemplo. Hay dietas para diferentes patologías, aumentar de peso, disminuir masa grasa aun manteniendo el mismo peso, etc.
Que nuestra alimentación debe consistir en crear hábitos saludables que duren para siempre, que nos cambie en todos los aspectos de nuestra vida, no solo en el alimento que me llevo a la boca, sino en general.
Dejar de pensar solo en lo que marca la balanza. Sino cuidar nuestro cuerpo, ser conscientes de que comemos y cómo, evitar los alimentos ultraprocesados, tomarnos el tiempo para elaborar nuestras comidas y para disfrutarlas con nuestros seres queridos, mimarnos, hacer el ejercicio que más nos guste, regalarnos un rato en el día para relajar, escuchar la música que nos gusta, armar nuestra huerta. Elegir lo sustentable SIEMPRE, ser coherentes con nuestro planeta devolviéndole un poco de lo que nos da. En nuestro Instagram te regalamos un montón de info sobre estos temas que te puede interesar: @aloha.habitosaludables.
CUIDARNOS A NOSOTROS MISMOS, A NUESTRA FAMILIA Y AL PLANETA. ♥