Europa tiene rincones que parecen secretos bien guardados. Albania es uno de ellos. Entre montañas que se funden con el mar Adriático y playas de agua turquesa, este país balcánico ofrece paisajes sorprendentes y todavía poco explorados por el turismo masivo.
Cómo llegar desde Argentina
Aunque no existen vuelos directos, es más sencillo de lo que parece. Lo habitual es volar desde Buenos Aires a Madrid, Roma o Estambul y desde allí conectar a Tirana, la capital albanesa. Otra alternativa es volar a Atenas (Grecia) y cruzar en bus hacia Albania, o combinar con Corfú (Grecia) y tomar un ferry hasta Sarandë, uno de los puntos de acceso a la Riviera.
Una vez en la costa sur, la ruta hacia el norte bordea acantilados y miradores espectaculares, y es ahí donde aparecen dos joyas: Himarë y Qeparo.
Himarë, vibrante y relajada
Himarë es una pequeña ciudad costera que combina el encanto de un pueblo griego con la frescura mediterránea. Su paseo marítimo está lleno de bares y restaurantes donde el pescado fresco se sirve casi directo del mar al plato. Las playas son tranquilas, de agua transparente, ideales para nadar y descansar sin las multitudes que invaden otros destinos europeos.
Desde lo alto, el castillo de Himarë regala vistas que parecen sacadas de una postal: el azul intenso del mar enmarcado por las montañas.
Qeparo, la aldea detenida en el tiempo
A pocos kilómetros, Qeparo conserva la esencia de la Albania más auténtica. El casco viejo, con sus casas de piedra y callecitas empinadas, invita a perderse sin apuro. La playa es más rústica y calma, perfecta para quienes buscan desconectarse.
El contraste entre el mar cristalino y la aldea antigua hace de Qeparo un lugar único, donde se siente que el tiempo avanza más despacio.
El encanto de lo inesperado
Himarë y Qeparo muestran la otra cara de Europa: playas casi vírgenes, pueblos con historia y precios mucho más accesibles que los de Grecia o Croacia. Albania todavía no está en todos los mapas turísticos, y quizás ahí resida su mayor magia: descubrirlo es sentirse un viajero pionero.