Por Florencia Scharenberg
Generalmente a todas les sale más fácil el defecto, y dudan en la virtud. Te dicen alguna, un poco tímidamente, y algunas pocas se animan a decirlo a vivía vos. Nunca termino de saber si es porque nos cuesta, será por miedo a que nos vean vanidosas, esa cosa de “va a pensar que me creo mil”.
No importa eso acá, porque lo que hoy les propongo es algo que van a hacer solitas, es para conocerse más a ustedes mismas y no habrá quien las mire.
Es un ejercicio que parece sencillo, pero se que no todas lo hacen. Les aconsejo hacerlo, y les aconsejo hacerlo seguido, porque no hay mejor manera que tener registro de uno mismo, de ser fiel tanto por dentro como por fuera, porque es así como vas a lograr tu mejor versión. Ya que no existe la fórmula exacta, sino la tendríamos todas. El tema es que tenemos un universo enorme de herramientas para vernos mejor, pero quien tiene que encontrar cuales son las mejores para vos, sos vos y eso se logra conociéndote, registrando que vas cambiando, aceptando que van pasando cosas por fuera y por dentro que nos alteran, que nos cambian, y adaptándote a eso.
¿Así que hoy, empecemos por el principio, dale?
Es muy sencillo, y solo lleva unos minutos. A partir de hoy vamos a empezar a tener un diálogo honesto con el espejo ¿Qué significa?
Primero vamos a buscar un momento donde podamos contar con unos minutos de paz, lo digo sobre todo por las que somos madres. Nos vamos a poner ropa cómoda, pero bien despojadas de ella, puede ser ropa interior o deportiva. Y vamos a pararnos frente a un espejo donde podamos vernos de cuerpo entero.
Nos miramos, nos detenemos a mirarnos, de pies a cabeza y de cabeza a pies. Nos movemos un poco, de un costado, del otro. No contamos con el poder de vernos en 360 grados, pero casi llegamos a ver nuestra espalda.
Nos volvemos a mirar de frente y acercamos un poco la cara al espejo. Gesticulamos, sonreímos, ponemos cara de enojadas, levantamos las cejas y todo tipo de gesto que se les ocurra.
Mientras hagan este ejercicio les va a venir un aluvión de cosas que no les gustan seguramente. El rollito, la flaccidez, la celulitis, el brazo así, el labio más finito, la nariz no se qué, el ojo no se cuánto, la pata de gallo y la arruga que se está empezando a aparecer o que ya tengo instaladísima.
Ok. Aquí viene la cruda realidad. Todo eso pertenece a su propia biología, cada una de ustedes nació y va evolucionando con eso que ven.
Pero también va otra realidad, y es que a absolutamente todas las mujeres les pasa lo mismo. Todas, les firmo que todas, tiene una lista larga de cosas que le gustaría cambiar.
¿Quién piensa que achica esa lista de vamos a llamarlos “defectos”… la que se hace de todo para cambiarlos o la que mejor se conoce y va transformando lentamente esos defectos en virtudes?
La primera va llenando un agujero que lleva dentro y nunca logra ver su propia imagen, nunca puede reconocer su biología, y sale y sale a buscar.
Por eso el ejercicio culmina en que hagan una lista de todo eso que ven y que no les gusta, y que hagan al lado una lista con todo lo que si es gusta. Y aquí es donde el diálogo empieza a ser honesto. Anímense a ver cosas lindas, porque todas las tienen.
Por ejemplo, tenes labios finitos, sonreí, quizás tengas una sonrisa divina. Tenes una nariz grande que no te copa mucho, ok, aprendé a maquillarte los ojos y llevá el foco de atención a otro lado.
Fíjate de todo lo que no te gusta qué podes cambiar. Hay cosas que son válidas que cambies.
Tenemos un universo a nuestro alcance que nos puede ayudar mucho: mejorar nuestra manera de alimentarnos, hacer alguna actividad física que nos divierta y encima nos tonifique un poco el cuerpo, miles de tratamientos estéticos que no son para nada invasivos que ayudan mejorar la piel, podemos jugar con un cambio de look en el pelo, con la ropa, aprender a maquillarnos. Podemos hacer muchísimas cosas y próximamente se las voy a ir enseñando de a poco.
Lo importante hoy es que se animen a conocerse, a que miren cual es su biología, es la suya, es la que les tocó. Que a partir de hoy no la comparen con la de nadie más que con la de ustedes mismas, porque la idea acá es que ustedes encuentren su propia mejor versión, y que este ejercicio puedan repetirlo cada tanto y que esas cosas que no les gustan vayan lentamente pasando a la lista de las que les gustan.
Yo les prometo que si se animan a conocerse, eso sucede.
